En Pizarras y Pizarrones hemos desarrollado un trabajo de campo cuyo objetivo es analizar las preferencias en lecto-escritura de nuestros lectores, así como las nuevas formas de enseñanza y aprendizaje. Les hemos pedido su colaboración para completar una pequeña encuesta anónima que como máximo les insumiría 10 minutos. Agradecemos su participación! La encuesta cerró el 31-08-17 y en unos pocos días publicaremos sus resultados...

viernes, 11 de mayo de 2012

CONVERSACIONES CON E. PICHÓN RIVIERE. Vicente Zito Lema

Autoras/es: Vicente Zito Lema
(Fecha original del artículo: 1975)


Usted siempre sostuvo que existe una relación muy íntima entre sus concepciones teóricas y la vida que le tocó vivir. Por eso, sin duda no está fuera de lugar empezar nuestras conversaciones sobre la locura, la salud- mental y los problemas de la creación artística y el llamado "arte patológico" con un punto de partida muy preciso: su infancia.

-Le anticipo que ha estado rodeada de acontecimientos muy extraños... Por ejemplo, yo nací en Ginebra, y ello motivó mi profundo interés por Lenin, mi deseo de haberlo conocido. Lenin jugaba siempre con los chicos de una plaza deesa ciudad, a la que yo después concurrí, también de niño... Y así se generó un vínculo, una ansiedad de conocer anterior a la apreciación intelectual o de tipo ideológico.


-¿Quiénes fueron sus padres?

-Los dos eran franceses: Alfonso Pichón y Josefina de la Riviére. Él comenzó la carrera militar, en la academia de Saint-Cyr, pero fue expulsado al poco tiempo por sus ideas políticas y su relación con el intendente de la ciudad, Herriot, uno de los principales dirigentes socialistas. Entonces es enviado por su familia a Manchester, donde estudia el proceso de la fabricación de tejidos. Ya por entonces tenía la idea de criar gusanos de seda. Sus planes eran radicar una industria textil en el norte de Inglaterra. Por éso para m´´i siempre sería un misterio nuestro largo viaje y finalmente fuimos a dar al Chaco en plena selva.


-Pero usted nace en Ginebra...

-Sí, el 25 de junio de
1907.
Aunque mi nacimiento en ese lugar debe verse como algo totalmente accidental. Y vine a la Argentina cuando tenía tres años, en pleno Centenario.De Ginebra solo recuerdo con precisión un auto, un gran auto negro con una bocina enforma de víbora, en el que a veces viajábamos con mis padres y mis hermanos. Después vino el gran peregrinaje del otro lado del mar; de eso sólo tengo sensaciones,sensaciones de un movimiento continuo y ascendente... En Buenos Aires nos quedamos muy poco tiempo, mi padre hace distintos tipos de gestiones y en seguida nos vamos al Chaco. Insisto en que nunca entendería la verdadera razón de ese hecho.Ya en el Chaco, mi padre consigue una concesión de tierras del Estado, tierras fiscales, y se pone a trabajar. Esta concesión estipulaba un término, y los años fueron desastrosos... por la langosta, la inundación, las lluvias, hasta que al fin se perdió todo.


- ¿Qué trabajo encara su padre?

- Planta algodón, pero, como ya le dije, pese al esfuerzo, fracasa. La naturaleza no lo ayudó. Al extremo de que una manga de langostas se comió hasta el techo de paja del
bungalow
donde vivíamos. Y nos quedamos a la intemperie, de un día para el otro.Nunca olvidaré que en el momento en que desaparece el techo, mi padre exclama:"¡Qué hermoso, qué azul es este cielo!"

-¿Cuánto tiempo permanecen en el Chaco?

- Unos cuatro años; nos fuimos cuando yo tenía ocho. Por ese entonces, aquello era un territorio totalmente despoblado.

-¿A dónde van?

-Pasamos a Corrientes. Y allí otra vez mi padre insiste en trabajar la tierra, en plantar algodón y tabaco y otra vez sin suerte. Siempre le iría mal en todos sus trabajos.


¿Cuántos hermanos tuvo?

-Éramos seis hermanos, dos mujeres y cuatro hombres. Soy el menor. Pero, ya está aquí el primer conflicto: mi padre se casó con su cuñada. Es decir, muere su primera esposa y se casa con la hermana de ella. Del primer matrimonio nacen cinco hijos y del segundo solo yo.

- ¿Esta relación determinó alguna vez situaciones violentas?

- No; sin embargo siempre estuvo presente como una sombra. Perpetuamente vagó entre nosotros el conflicto familiar.

-¿Cuándo se entera de esa realidad o, como suele decirse, del "secreto de familia”?

-A los seis... siete años. Hasta entonces creía que éramos todos hijos del mismo padre y de la misma madre.

- ¿Cómo eran sus hermanos con usted?

- Muy buenos, muy afectuosos, nunca hubo entre nosotros la menor ostentación odiferencia; al contrario; y acaso por ser el menor, siempre tuvieron hacia mí una profunda dedicación.

-¿De qué manera caracterizaría a esa, familia?

- Básicamente como fuerte, unida, y muy luchadora. Trataba de transformar la realidad. Jamás aceptaba pasivamente las desgracias. No reculaba ante eldesafío.

-Se suele dar importancia a la casa donde uno pasa la infancia. ¿Qué recuerdos tiene usted de ese primer bungalow?

Era una construcción muy austera, siempre extremadamente limpia y muy acogedora. Pero estaba hecha totalmente de paja y por ello existía el peligro de un incendio. También estábamos expuestos al ataque de los malones, por entonces muy frecuentes. Eran indios guaraníes, muy aguerridos, y se lanzabansobre las pequeñas poblaciones y sobre las casas aisladas en el campo.

- ¿Alguna vez esas amenazas se concretaron? Me refiero al incendio o al ataquede los indios contra su familia.17

-No, y en alguna medida era peor, ya que la fantasía aumentaba la real medida del peligro y el estado de tensión se hacía permanente.Ahora bien, la amenaza de los indios se daba cuando éstos se juntaban en malones,ya que, individualmente, eran gente muy trabajadora; si uno conocía el idioma, podía relacionarse con ellos sin mayor dificultad.No puedo precisar las circunstancias, pero no olvido que he estado con esos indios,que los he conocido, que hemos hablado...

-¿Le impresionaron por algo en especial?

-Siempre me impactó la manera que tenían de hachar. Volteaban esos grandes árboles,los quebrachos, con una habilidad increíble.

-Imagino que se contarían en la zona hechos graves o algún tipo de leyenda sangrienta protagonizada por los guaraníes.

-Sí, y eso, naturalmente, aumentaba el miedo colectivo. Siempre eran sucesos ligadoscon raptos de menores y violaciones de mujeres.

-O sea, la clásica exteriorización de un prejuicio racial.

-Con toda su compleja gama de lazos e interrelaciones; era, por lo tanto, una situación criticable, y no por ello menos vigente y actuante.

- ¿Qué es lo que había realmente detrás? ¿A qué obedecen, en general, los prejuicios?

-Detrás de un prejuicio se encuentra siempre la envidia. Ya sea por la laboriosidad, la belleza, la visión del futuro o la manera de encarar el mundo que tienen los seres objetos del rechazo.Puede haber (de hecho, hay) un trasfondo ideológico y también religioso, pero el núcleo de este sentimiento está formado por la competencia, la rivalidad y, reitero,esencialmente la envidia.En cuanto a las fantasías sobre violaciones, hay allí una proyección de los propios deseos en el de, afuera, en el extraño,en el «otro", y ello vuelve al emisor convertido en realidad.
Hay un grupo de hombres que considera que tiene la propiedad de las mujeres tradicionalmente ligadas a ese grupo, y rechazan que alguien pueda discutir esa propiedad. Por ello, la base del prejuicio, aun en este caso, es la rivalidad, y exteriorizaun concepto más económico que sexual.

-¿De qué forma vivió esos hechos atribuidos a los guaraníes? ¿Como unaleyenda o como una historia real?

-Es una diferencia difícil de precisar en este caso. Aunque estimo que,preponderantemente, los recibí como leyenda. En última instancia los autores ya habían desaparecido. Sin embargo, quedaban algunas personas en el pueblo a lasque señalaban como hijos de esos encuentros, no sé si obligados o no, en todocaso furtivos, entre indios y "blancas"
.
-¿A esagente se la miraba o trataba de alguna manera especial?

-No creo que hubiera ningún signo de rechazo. Más aun, como experiencia socialfue riquísima para mí, no es frecuente encontrar un grupo humano sin profundas diferencias.
Mi familia, en ese aspecto, tenía una postura muy clara, muy abierta. En particular mi padre, que sentía especial simpatía por los aborígenes. El, ya en su infancia,había tenido fuertes fantasías ligadas a la vida salvaje. Soñó muchas veces con vivir en el África, acaso porque amaba profundamente a Rimbaud, tanto por su poesíacomo por su largo exilio de la civilización europea. Todo esto incidió para que nuncatuviera miedo de los indios y no tomara recaudos especiales de protección, ni aunen esos largos viajes que emprendía solo y a caballo.

- ¿Quedaba entonces el resto de la familia desamparado, o estaban preparados para defenderse en caso necesario?

-Por supuesto que estábamos preparados. Mi padre,no usaba armas, pero tenía guardadas varias, y cuando se iba las repartía entre nosotros.
-¿A dónde viajaba su padre?

-Podría decir que era un viaje a otros cielos, tal era el sentimiento de ausencia que nos provocaba. Pero lo real era que él, mensualmente, emprendía una verdadera expedición para llegar al pueblo a retirar dinero y poder pagar los gastos de la producción y de la casa. Pasábamos dos o tres días poseídos por la angustia, esperando su regreso.

-¿Su madre también tenía un arma?

-Todos, mi madre también. Entonces yo tendría unos siete años, y recuerdo que mi padre me dejaba un winchester; había aprendido a manejarlo muy bien.Era una zona hermosa, pero llena de riesgos. Por ejemplo, abundaba todo tipo de animales salvajes, mortíferos, especialmente gatos monteses, a veces cebados, y víboras... Las peores eran las boas. Me veo yo mismo, a la distancia, y noto lo singular de esa infancia.
-¿Corrió ese niño algún grave peligro?

-Situación directa, de ataque, no; pero indirecta, de peligro cierto, sí.Una noche sufrí el pánico al sentirme encandilado por los ojos de un puma, pero a la vez estaba como fascinado.

-El puma es un animal muy bello...

-Sí, pero también puede matar.. .

-¿Escapó, gritó? ¿Qué hizo?

-Ahí improvisé una conducta que luego utilizaría, en circunstancias igualmente críticas, con los enfermos mentales: quedarme absolutamente rígido, sin demostrar ningún sentimiento, y sin esbozar o intentar el menor acto de defensa o ataque. El puma se marchó...Todo lo que sentí esa noche volví a revivirlo muchos años después. Había concurrido al Teatro Argentino, en Buenos Aires, donde se representaba una obra cuyo mayor valor era ser un honesto alegato contra la guerra. La daba un grupo de actores anarquistas.La policía invadió súbitamente el teatro; yo me quedé paralizado, no hice gesto alguno, y la policía, que golpeaba y detenía indiscriminadamente, no reparó en mí, no me hicieron una sola pregunta. Y pude dejar el teatro sin problemas.Creo que nunca,como ahora he tenido tan clara conciencia.
e la relación entre ambas situaciones que, además, se completan con lavivencia del hospicio.Una vez, en el Hospicio de las Mercedes, un enfermo me atacó, de improviso,con un cuchillo, y volví a quedarme inmóvil, mirándolo fijamente, hasta que elenfermo soltó el arma, que se clavó de punta en la tierra...Y asocio, otro recuerdo de mi infancia, acaso porque se refiere a la formaprecisa con que mi padre manejaba todo tipo de situaciones graves, azarosas,manteniéndose muy presente pero también como lejano. El nunca provocaba a nadie; tampoco nunca vi una provocación hacia él. Había un gran respeto por su persona, por "el francés", como lo llamaban. Recuerdo que en esa época mi padre tenía la costumbre de tender un alambre entre dos árboles, y colgar allí todos sus trajes. Lo hacía por lo menos una vez al mes. Había smokings,chaquetas, y todo tipo de trajes de buen vestir y de gala...,y
los colgaba al sol,al aire libre, en la selva. Parecía un ritual, una misa, en la que él era un solitario oferente. Yo percibía en ello toda su nostalgia.

-El llamado melancólico de la anterior vida, de otra cultura.. .

-Sí, ese sentimiento exento de dulzura, de ligera embriaguez, pero doloroso. Mi padre sufría, de manera cierta, en ese ritual, del que fui disimulado testigo,compartiendo su pena.

-Leí, hace algún tiempo, un trabajo donde usted analiza el comportamiento humano ante las catástrofes. Me pregunto-la asociación es evidente- si sufrió de niño algún suceso de ese tipo.

-Hace bien en unir sucesos fundamentales de mi infancia con mis intereses intelectuales. Viví, sí, situaciones de inundación, en las que colaboré activamente en la evacuación de los inundados, y también después para ubicarlos, buscarles tareas, incluso hacerlos jugar al fútbol como una forma concreta de aliviar la tensión. Fue mi primera experiencia cierta frente al pánico colectivo.Muchos años después, durante el período de abril de 1966 a mayo de 1967, publiqué una serie de notas en una revista de Buenos Aires (Primera Plana) ; era un esbozo de una psicología de la vida cotidiana. Y precisamente, con ese título, se editó después un libro, en el año 1970, que reunía todos mis trabajos sobre el tema. En esta tarea tuvo activa participación mi más directa colaboradora, Ana Pampliega de Quiroga. Pues bien, uno de esos trabajos, al que usted se refirió, encaralas reacciones psicológicas ante el desastre; o sea que, una vez más, como decía, una experiencia vivida en mi primera edad es materia de investigación. El misterio, loimprevisto, me han, atrapado, y trato de descifrarlos con las armas que he adquirido de hombre.Sostenemos en ese análisis que el núcleo de la actitud sujeto que padece la catástrofe está dado por su resistencia a_ cambio. El cambio se requiere para responder a, una situación producida, no ya por la sociedad. sino por la naturaleza; esto, sin negar la responsabilidad que sociedad en su conjunto y las autoridades en particular para_evitar ese tipo de catástrofe con medidas estructurales -construcción de diques; dragado_ deríos, etcétera- o, al menos con eficaces medidas de alerta y prevención.
El sujeto que padece la situación, por miedo al cambio que se impone, se resistirá por todos los medios. Apelará a todo tipo de maniobras para dilatar y aun impedir el abandono o el desalojo, es decir, la evacuación del sitio que habita. Es entonces cuando el siniestrado debe ser considerado como un enfermo mental, dado que tiene todas las características y conducta del paranoico. Ahora bien, en la inundación como en cualquier otro siniestro, el pánico aparece en un segundo período de la situación que hemos denominado de "impacto". Por su significación, el pánico es el principal emergente de estos hechos, ya que puede ocasionar mayores consecuencias, daños más graves, que el suceso principal del cual emerge.El carácter típico -y peligroso- del pánico es su poder de contagio que, tal como la vida cotidiana nos enseña, ha ocasionado innumerables desgracias, debido a las actitudesque desencadena: tumulto, huida ciega, y también asesinatos, violaciones, y demás tiposde violencia
desenfrenada.Para caracterizar el pánico, podríamos decir que es una unidad compleja, cuyos elementos constitutivos son: temor, alarma, perplejidad, pérdidade control y de orientación.

-Volviendo a sus recuerdos, ¿dónde vivió las escenas de inundación?

-En Florencia, en el Chaco santafecino.-

¿Cómo era Florencia?

-Me fui y jamás regresé...

-Pero usted bien sabe que de la infancia nadie se aleja.

-Es cierto, y menos ahora, a mi edad. Florencia era un aire ligero,y una tierra roja,y una gran laguna,y mi padre y yo cazando y pescando en el mayor de los silencios...Y un fuerte sol. Nos bañábamos en la laguna, a pesar de los yacarés. Mi padre nos había enseñado una manera de inmovilizarlos, poniéndoles una rama en la boca y dejándoles así trabada la mandíbula. Yo lo hice una sola vez,pero lo viví como una eternidad. Era una vida muy especial, una vida en la naturaleza, y si bien nos mudamos varias veces, siempre eran sitios de una misma región, y las experiencias y los recuerdos se repetirán.

-Ustedes eran una familia nueva, extranjera en el lugar; ¿se sintió alguna vez tratado en forma diferenciada?

-Jamás percibí signos de ese tipo, al menos con nosotros. Pero también recuerdo que, cuando tenía cinco o seis años, escuché por primera vez la palabra "gringo", dirigida a un hombre. Creo que era italiano, y me pareció una palabra de connotación cómica.De chico me apodaron "el francesito", aunque en forma cariñosa. Lo cierto es que nunca me sentí disminuido ni rechazado; tampoco me sentí superior.Eramos una familia más de la zona. Aprendí a hablar perfectamente el guaraní; mi maestro fue el primer capataz que tuvo mi padre en la plantación. El guaraní es un idioma hermosísimo, del que todavía recuerdo muchas palabras y giros. Y lo curioso es que pasé del francés al guaraní directamente: el castellano recién lo aprendí cuando tuve que ir a la escuela. Incluso necesitétomar algunas lecciones.
El resto de mi familia tampoco tuvo mayores dificultades con la nueva lengua. Y, si bienen la mesa se hablaba francés, siempre se buscaban temas que nos permitieran a todo conversar en castellano hasta que al final nos manejábamos en forma perfecta .
Mis padres nunca aprendieron el guaraní. Tampoco olvido que, entonces, un tema seimponía con frecuencia entre nosotros: la guerra, la Primera Guerra Mundial. Los he vistoa mis padres hablar y, sufrir. A la vez, nuestros juegos se basaban en emular esa guerra,representarla, construyendo barricadas y otros actos por el estilo.

-¿Había alguna leyenda en la región que lo impresionara en forma particular?

-Recuerdo sobre todo una leyenda, referida al Iberá, esa bella y enorme laguna que está en el centro de la provincia de Corrientes, y más o menos cercana al lugar al quenos habíamos mudado. Era una leyenda que estaba presente en toda la gente de la región. Se contaba que en el Iberá vivían indios de una raza especial, desconocida. Y todos los años se preparaban excursiones a la laguna; poco a poco, esa excursión anual se transformó en una ceremonia.A pesar de mis ruegos, mi familia nunca me autorizó a participar, y ello me dejó una sensación muy extraña, ligada después a la muerte de cinco amigos míos, tan curiosos como yo y apenas un poco mayores que nunca volvieron de esos viajes.
Pero siempre había desapariciones en esas idas a la laguna, un lugar muy peligroso por las ciénagas y por estar infestado de yacarés. Cuando llegaba el verano, la gente de la zona empezaba con los preparativos, de los que también participaban pobladores de otros sitios cercanos. El proyecto del viaje era una tarea común, y todos conocían y conversaban sobre la marcha de las distintas etapas.El Iberá era para nosotros un mundo de magia, lo desconocido, y también lo siniestro.Nos sentíamos atraídos, pero a la vez recelosos ante la proximidad de la aventura, queera también la proximidad de alguna tragedia. La gente, al retornar, contaba la historia dela expedición, y mostraba los trofeos: cueros de nutria, de yacaré. Y también de otros animales salvajes.

-¿Cómo se llama ese lugar de Corrientes donde se radican?

-Definitivamente la familia se radicó en la ciudad de Goya, pero antes estuvimos un tiempo en Bella Vista, también de Corrientes. En la primera travesía tuvimos que cruzar un río y casi nos ahogamos. Una fuerte tormenta cayó sobre el pequeño barco, un velero, que habíamos alquilado.

-Ha hablado de ese primer bungalow,cuyo techo devoraron las langostas. ¿Cómofueron las otras viviendas familiares?

-Nunca lujosas, pero sí confortables. En nuestra familia jamás se sufrió la miseria,aunque estaba encubierta. Vivíamos con lo estricto. Finalmente, mi padre empezó a sembrar verduras, cerca de Goya. Yo iba con él, en el carro, y ofrecía la mercadería a la gente, de casa en casa. Tengo muy claro el recuerdo de ese niño gritando: "Zapallitos,compren zapallitos..." Hasta que un día nos sucede algo distinto. Era muy temprano, a la mañana, y tropezamos con una señora; ella, acaso por vernos como extranjeros, nos contó que tenía un hijo a quien le iba muy mal en sus estudios, en Buenos Aires. Pasa el tiempo y el hijo de esta señora vino a Goya, en época de vacaciones, y mi padre lo preparó en matemática y en inglés... Mi _padre pasó por un tiempo a ser su profesor,tarea que luego repetiría con algunos otros muchachos. A su primer alumno le fue muy bien, y él lo sintió como un gran triunfo. Después se emplearía en distintos comercios para efectuar contabilidades,estabilizando su situación. Mientras tanto, mi madre daba lecciones de francés y de canto. Ella tenía una hermosa voz y dirigía el coro de la Iglesia de Goya.
-Cuál es la vivencia más profunda de su niñez?

-Nunca pude olvidar cuando pasamos por Barcelona rumbo a Buenos Aires, el día que fusilaron a Ferrer, el anarquista.Sentí un temor brutal por la seguridad de mi padre: temía que se enteraran de sus ideas y lo mataran, ya que si bien no era anarquista, se sabía que era radical socialista,y muy notorio, por haber sido secretario del jefe máximo de ese partido. Mi madre también mostró su gran entereza en ese episodio.

Cómo era ella?

-De estatura mediana, los ojos pardos, dulces, grandes, muy elegante, y nunca asumió el rol de la pobreza. Se había criado en un colegio de monjas.Fue en la época de una intervención del Estado en la Iglesia, y mi madre, se llevó atodas las monjas a una propiedad de su familia. Una acción arriesgada. Ella siempre tuvo mucho carácter, y valentía para enfrentar cualquier tipo de dificultades y deprejuicios.Recuerdo que cuando volví a Europa fui a visitar ese colegio, y todas las monjas seacordaban de mi madre.Había sido la primera en fumar y en usar pantalones, con motivo de representar una pieza de teatro. La debilidad de mi madre era precisamente el teatro. Recitaba a Racine y a Corneille de memoria. Además, era muy luchadora y llena de empuje. Fundóescuelas primarias, la Escuela Profesional y el Colegio Nacional, todo esto en Coya,y trabajaba continuamente.
También recuerdo un hecho muy curioso -en atención a uno de sus protagonistas-. Un domingo, allá en Goya, conocimos a Hortensio Quijano, el que sería vicepresidente de Perón. Mi madre y la mujer de Quijano organizaban conciertos, y Quijano tocaba la flauta. Pasarían los años y, en un grave conflicto personal, acudiría a él en busca de consejo.

-¿Tiene presente alguno de sus primeros sueños?

-Todos ellos, sin excepción, estaban vinculados a la acechanza de los malones.-

¿Cómo
era de niño? Cuáles sus gustos, su carácter?

-Trabajaba con mi padre en el campo; a los seis años ya sembraba... Y era tranquilo,sin mayores conflictos, a pesar de sufrir el latente peligro de los ataques indígenas y la especial situación familiar... Y muy callado, y con una increíble pasión por todo tipo deaventura y por el deporte.

-¿Sus padres se querían?

-Profundamente, y ello se notaba en todo. Además, eran muy compañeros. Y despuésmi padre fue mi compañero. Salíamos siempre juntos, a cazar o a pescar, pero n ohablábamos, o muy poco. Sin embargo, cada uno adivinaba lo que el otro pensaba. Era un entendimiento sincero, lleno de afecto, y que se daba sin palabras.

Reprochaba su madre a su padre los desastres financieros, el fracaso en los trabajos?

Nunca le oí el menor reproche, y tengo la impresión de que no los hubo en ninguna circunstancia. Y ello a pesar de que mi padre y también mi madre tenían cierto dinero alvenir a la Argentina, y lo perdieran todo, y para mayor desgracia, trabajando.

-¿Dónde cursa sus primeros estudios?

-En una escuela primaria del Chaco. Ibamos a caballo, en tres caballos los seis hermanos, toda una patota. Lo que llamaba más la atención era nuestra vestimenta. Por ejemplo, yo usaba zapatos con clavos, que habían pertenecido a mi hermano mayor,cuando éste hacía alpinismo en Europa. Todos nos miraban asombrados, no entendíanel porqué de mis zapatos...

-¿Tuvo de niño alguna gran tristeza?

-La tristeza me acompañó toda la vida, acaso por eso no recuerdo ninguna tristeza especial de mi niñez.

-¿A qué se debe?

-En una primera época sentía la tristeza como algo presente, fijo, lastimándomesiempre y sin saber el motivo real. Y desde entonces no he hecho otra cosa que estudiar para poder revelar algo de mi propio misterio.

-¿Y ahora sabe de su tristeza?

-Lo suficiente para comprender que, más allá de mis intentos, nunca me abandonará.Esa primera tristeza tuvo origen en la situación familiar, en las características del segundo matrimonio de mi padre, de ser yo el único medio hermano de los seis...Primero, lo intuí; después, conocí la causa.

-Pero cuando la intuición dejó lugar al conocimiento, ¿ese estado de tristeza no fuesuperado?

-No, ya era tarde. La tristeza me había marcado para siempre...27-Y, para completar mi cuadro infantil, diría que fui desprolijo y desatento, siempre estaba en otra parte.

Dónde?

-En mis sueños, en mis aventuras, en mis fantasías y, acaso, también en mis temores.

-De todas aquellas aventuras, cuál fue la más extraña?

-Recuerdo que frente a mi pueblo había una isla, a donde iban las lavanderas. Y allí mepasó el hecho más insólito. Descubrimos que un político muy importante de la zona concurría a la isla buscando el eco, su eco, el de su propio grito. Gritaba: "¡Eco! ¡Eco!¡Eco!", y esperaba la respuesta. Entonces nosotros, un día -éramos un grupo de chiquilines- subimos a los árboles, nos escondimos, y cuando apareció este hombre y sepuso a gritar otra vez ";Eco! ¡Eco! iEco!", le contestamos: "¡La puta que te parió!" Allí tuve otra clara vivencia de lo que es el pánico. El hombre quedó inmóvil, palideció, y luego salió corriendo. Jamás volvió a la isla. Era un personaje que usaba sombrero "de canaleta"y tenía una lancha; con ella hacía sus excursiones buscando el eco.

-¿Algún otro suceso particular?

-En este momento no recuerdo ninguno; le diré que muy pronto, me tomó
la pasión por el fútbol. Un deporte muy bello y del que emerge la mayor variedad de conflictos. Y a partir del fútbol, como de las otras actividades instintivamente grupales en las que participo -vivíamos en pueblos pequeños, donde se integran con naturalidad "pandillas" o"barras"ha quedado en mí, como alguna vez he dicho, la vivencia del carácter operativode las situaciones grupales.

-Usted ha vivido varios años en contacto con la cultura guaraní. ¿Qué rescata comomayor valor de la misma?

-Es difícil separar en la unidad... Se trata de un mundo mítico, con una concepción de pensamiento esencialmente mágico; y es evidente que todo lo relacionado con la muerte tiene allí un alto valor. Subyace en los actos cotidianos, en los mitos y leyendas, una profunda poesía. Todo ello es muy perceptible, por ejemplo,en el folklore guaraní, que es no sólo uno de los elementos principales de esa cultura,sino también algo de lo más hermoso que he conocido en mi vida.Hay una canción que escuché de niño y que no he olvidado, muy triste, llena de poesía y que también, podría decir ahora, encierra una situación típica de análisis. Es la historia de un pájaro, el cacao, "que estando su madre enferma / remedios salió a buscar.... Ensu viaje llega a un baile campero y allí conoce a "la pollona", una pájara hermosa. Y secanta en la leyenda que los dos pájaros se unieron, mientras la madre del careo agonizaba, sola, esperando el remedio, la ayuda que no llega. Finalmente, cuando amaneciendo el día, regresa, el pájaro encuentra a su madre muerta. Esta nunca supolos actos de su hijo, su "casamiento". O sea, nos encontramos ante un complejo de Edipo perfecto, una situación triangular clásica en todos sus matices.
-Qué otros elementos de ese mundo cultural lo impactaron?

-Influirá posteriormente en mis teorías la comprobación de su manera de agruparse, al trabajo en comunidades y su sentido del orden.Un orden primitivo, pero, a la vez, de raíces muy profundas. Y si bien se comentaba mucho el carácter bravío de esta gente su afición por las peleas, creo, en relación conesto último, que era más lo que se hablaba y se temía que lo ocurrido realmente.Hay otro hecho muy curioso:
La Biblia fue traducida al guaraní por unos padres jesuitas,y en la zona se tenía hacia esta Biblia una rara devoción. Yo tengo un ejemplar, y puedo asegurar que aún hoy genera en mí un extraño sobresalto...A veces, pensando en esas tierras, en esas costumbres, me cuesta comprender lacapacidad que tuvieron mis padres para adaptarse a una forma de vida tan distinta. Ellos eran gente grande, ya formada; sin embargo, tuvieron una ductilidad y amplitud para entender el quehacer de los otros, que sorprende. Y mientras trabajo como psicoanalista,muchas veces pienso en ellos como modelos de acción para captar lo más profundo de la vida cotidiana.
Mi madre, por su naturaleza y peculiaridades, debió ser quien tuvo que vencer mayores obstáculos. Se había educado en un colegio muy exclusivo, en Lyon, y pertenecía a una familia de clase social "alta". Pese a ello, a una cierta' rigidez educativa, tanto mi madre como mi padre -y aquí mi asombro- supieron siempre tomar de quienes los rodearon, en cualquier circunstancia, todo lo bueno y alejarse de lo malo. Su moral, rígida, no perturbaba sus relaciones cotidianas con el mundo; tenían un tacto especial, sabían irse sin molestar, sabían dejar hacer a los otros. Sin embargo, nunca sufrimos situaciones de atropello; veían a mi padre como un hombre dispuesto a enfrentar lo que viniera pero después de agotar las posibilidades de esclarecimiento. Por eso los respetaban. Ellos fueron mis maestros. Hasta en el deporte. No olvido que mi padre fue también un gran boxeador y esgrimista.



-Hemos hablado de su infancia, pero si le parece bien podríamos extendernos un pocosobre otros aspectos de su vida insistiendo en la permanente relación entre lo que lesucede a un ser y lo que ese ser piensa y crea.

-Por supuesto. Esa íntima relación existe, y en un sentido acaso más amplio aun,entiendo al hombre como configurándose en una praxis, en una actividadtransformadora, en una relación dialéctica, mutuamente modificante con el mundo.

-Pasemos entonces a su adolescencia. Usted ha dicho que el itinerario de su familia sería: de París a Ginebra, de Ginebra a Barcelona, de Barcelona a Buenos Aires, deBuenos Aires al Chaco…

-Sí, primero al Chaco santafecino; luego nos trasladamos a la provincia del Chaco y,finalmente, pasamos a Corrientes.

-Hasta qué edad se quedó en Corrientes?

-Hasta terminar el bachillerato. Lo cursé, precisamente, en el Colegio Nacional quehabía fundado mi madre.
Por aquel tiempo, Corrientes era una provincia muy politizada. Había dos partidos principales, el liberal y el autonomista, muy enfrentados entre sí. Se vivía con violencia,30especialmente en épocas de elecciones. La situación, entonces, se tornaba tremenda...Pero yo estaba absorbido por los deportes: fui campeón de ciclismo, practicaba natación,fútbol, tenis... Hasta llegué a ser campeón juvenil de boxeo en peso pluma.


-Qué hecho, de los entonces vividos, le parece el más significativo?

-A esa edad, uno siempre tiene aventuras. Ahora, lo sintomático es que casi todas las mías giraban alrededor del quilombo. El portero del quilombo se llamaba Canoa, era tam-bién el "cuidador" de las "muchachas". Los lunes, ellas tenían permiso para ir de paseo al pueblo. El portero las llevaba en un coche a caballo. Cuando el cortejo
llegaba al pueblo,los pobladores cerraban todas las ventanas. Esto ocasionaba un ruido tremendo, pero al rato se empezaban a escuchar otros ruidos pequeños, de ventanas apenas entreabiertas con disimulo, con culpa, con avidez...O sea, primero manifestaban, públicamente, el repudio; después cada familia,furtivamente, escudriñaba. La curiosidad se imponía, querían conocer a las muchachas del quilombo.Me acuerdo que una tarde estaba dando examen de francés. Lo tomaba mi madre, que era la profesora de esa materia. De pronto, ella me hace alusión a un ruido de coches que pasan. Yo le digo, disimulando, que "son un grupo de chicas que trabajan para la alegría». No recuerdo con precisión los términos, pero ése era el sentido. Lo cierto es que mi madre, que siempre había sido extremadamente cuidadosa con su lenguaje, me dice en francés, pero claramente, alzando el tono: "¡No, otra que chicas de la alegría, son las putas del quilombo" Con un grupo de compañeros nos hicimos amigos de este hombre, de Canoa, y él nos relataba todo lo que pasaba en el lupanar,, y cuando fundamos un club de fútbol, el primer presidente fue el portero. El club aún existe, se llama "Benjamín Matienzo".

-¿Qué imagen tiene hoy de ese adolescente?

-La de un ser esencialmente curioso. Por ejemplo, una vez por semana se reunían en nuestra casa las señoras del pueblo a conversar. Mi madre participaba activamente. Yo me había agenciado un agujero,para ver y escuchar. Y así me daba cuenta de las contradicciones y de todo lo que pasaba en esos grupos. Y creo que así hice, como
observador no participante,mi primer aprendizaje sobre el funcionamiento de los grupos humanos Diría que es la enseñanza del ojo de la cerradura.


-Hay una guía secreta de nuestros actos?

-En mi caso me condujo al deporte, después a la pintura, y también hubo otra, la que seguramente usted más ama: la poesía. Tendría dieciséis, diecisiete años, cuandoempecé a escribir mis primeros versos. Uno de ellos,figura enel prólogo de uno de mis libros.("Te saludo querido pequeño y viejo cementerio de mi ciudad donde aprendí a jugar con los muertos Ahí fue donde quise revelarme el secreto de nuestra corta existencia através de las aberturas de antiguos féretros solitarios:')También días pasados, revisando para usted mis viejas carpetas, encontré este otro poema: "("Acostada en una selva verde y virgen la mujer negra en esta hora aprieta sucorazón palpitante entre sus piernas redondas y carnosas esperando que el visitante extraviado surja de la espesura de su noche fantasmal.")

-¿Qué representó para usted la poesía?

-La poesía fue para mí, y sigue siéndolo, un símbolo de vida. Yo comencé a escribir con gran furor, pero la poesía me tomó cuando todavía no estaba instrumentado para ella.Por eso rompía casi todas las cosas que hacía; sólo guardo, en total, apenas unos cuatroo cinco poemas. Ahora no escribo más poesías, pero soy un ferviente lector
También me atrajo la plástica y no sólo hice críticas y análisis de los mecanismos
eativos; igualmente realicé una extensa serie de
collages.
Aunque ahora sólo tengo dosen mi poder. Sus títulos refieren, en cierto modo, el tema, y son congruentes con otrosaspectos de la vida que siempre me han rondado: el tango y la tristeza. Uno de ellos se llama Canto a Discépolo, y el otro,
Para sobrevivir, la esperanza, remedio para melancólicos...


-¿Sigue amando la poesía?

-Con todo el asombro de entonces...- ...
Se me ocurre que debería ser visto como un personaje muy extraño ese adolescente que escribía poemas en francés en una zona rural que, más aun por 1924,estaría muy tomada por la cultura guaraní.
-Era muy reservado en lo que escribía. Pero es cierto que, a pesar de nuestra gran adaptación al medio, vivía todas las contradicciones propias, algunas muy angustiosas,del que, en cierta medida y más allá de sus deseos, responde a mundos
culturales muy distintos y hasta opuestos.Y ese mundo primitivo, de donde surgieron mis temores más profundos, el de los malones indígenas, me nutrió naturalmente con toda una visión mágica del universo. Un universo regido por la culpa, y donde la muerte, el duelo y la locura forman el contexto.general. Muchos de mis intereses científicos y mis investigaciones, están ligados a lainternalización de esas estructuras primitivas.-

¿Cuándo se va de Goya? ¿Por qué?

-Me voy, cuando tenía 18 años, a Rosario, para poder estudiar medicina. Y allí, enRosario, apenas llegué, me sucedieron cosas muy extrañas... Un francés, que vivía en lamisma pensión, me dice que de un día pura otro tiene que marcharse, y me pide, muy insistentemente, que lo sustituya como "Profesor de modales" de las muchachas de un quilombo. Las muchachas eran polacas, y ése fue mi primer trabajo...Ellas eran muy distintas a las del quilombo de Goya. Muy brutas de modales y muyduras. Todas llevaban lentes con cadenitas, y una de mis tareas consistía en enseñarles a quitarse, correctamente, las cadenitas y los lentes...



Cuánto tiempo se queda en Rosario?

-Apenas unos seis meses. Había empezado a estudiar medicina, pero me enfermo de neumonía. Me ataca en forma grave, posiblemente debido al tipo de vida que llevaba.

-¿Qué tipo de vida?

-Muy agitada, tremenda. Una bohemia dolorosa, sin concesiones...

-¿Qué hace entonces?

-Vuelvo a Goya. Mi madre me atiende con enorme cariño. Y consigo un trabajo transitorio, preparando a dos muchachos para entrar al Colegio Nacional. Esto fue en una estancia cercana a mi pueblo, iba y volvía a caballo. Pero terminado esto, pasados unos meses, me voy a Buenos Aires.

-¿Adónde va a vivir?

-Aquí se da un hecho muy interesante, diría que simbólico. Voy a caer a una pensión que la llamaban "la pensión del francés". Estaba en el edificio que ocupa hoy la Asociación del-Fútbol Argentino.Allí conocí a los tipos más extraños de mi vida y a algunos de los que serían los mejores amigos que tuve. El primero, Roberto Arlt, con quien fui a ver mi primer partido defútbol en Buenos Aires. Arlt luego lo relataría en uno de sus escritos.

-¿Cómo definiría la personalidad de Roberto Arlt? ¿Qué es lo que más le llamó laatención en él? -

Era muy hosco, muy sensible, muy compañero, y muy tomado por la melancolía. Un ser de conducta muy esencial, fuera de lo común, insólito. "Una luz", como diría un paisano. Y creo que esto es, justamente, lo que más me llamaba la atención en él. Que fuera un iluminado. Con toda la carga poética de esta palabra. También me asombraba su"prepotencia de trabajo': A pesar de su naturaleza retraída, fuimos sinceros amigos.Igualmente vivían en la pensión el escritor Conrado Nalé Roxlo, y los hermanos Irazusta, los caudillos entrerrianos... Pero, por supuesto, no sólo ellos. Había toda clasede personajes. Recuerdo a un francés que había estado en la guerra, un ser muydesolado. Por entonces era común en Europa que los combatientes tuvieron una "madrina de guerra" y de casualidad que la "madrina" de este hombre resultó una
prima mía que, como el resto de nuestra familia, vivía en Francia.En esta pensión circulaba mucha gente dura, con pesada historia, y cuando se desatala lucha en España algunos se fueron para allá. También yo quise ir, pero mi madre seentera y me dice que se matará si lo hago; entonces me quedé.Pero me sumé al "Comité de Ayuda a la España Republicana", me nombraronsecretario, trabajábamos sin tregua. La primera ambulancia que se envió a losrepublicanos fue obra del Comité: la pagaron unos colectiveros.

-¿Por qué se decide a estudiar medicina?

-Lo que buscaba era la psiquiatría... Además, le aclaro, nunca imaginé ni me interesó la medicina como un compartimiento estanco, sino que la veía, y la viví, como una totalidad.

-Para qué buscaba la psiquiatría?

–Quería entender el misterio de la tristeza.-

Pudo haber seguido con la poesía.. .

-Nunca abandoné la poesía. La influencia de Lautréamont y Rimbaud en mis pensamientos es algo permanente desde que los leí.

-Pero puso su acento, eligió como camino al humano y precario conocimiento, el método de la ciencia. El camino de la poesía es otro.

-Le respondo con la precaución de quien se halla tanteando lo definitivo. Ahora hay en mí,más que pasión, una necesidad de luz para mis actos. En lo único que estoy totalmente convencido de no equivocarme es en eso que acaso ya reitero en demasía: mi búsqueda ha sido saber del hombre. Y dentro de ello, más limitadamente, saber de la tristeza. Intuyo que ahí está el fondo de todas las conductas especiales.Además, la ciencia y el arte no son opuestos. Son dos caminos que, transitados sin miedo, con la debida profundidad, entrega, y sed de aventuras, nos internan en el mismo misterio.Más aún, así como habitaba dos mundos, dos culturas que traté de integrar,también he realizado el esfuerzo de lograr una síntesis, bajo el común denominador de los sueños y el pensamiento mágico, entre el arte y la psiquiatría.

-Volvamos a su época de estudiante.

-También hice intentos de estudiar antropología... Creo que ésta fue mi primer vocación científica. Me fascinaba investigar en el mismo lugar donde se habían producidobatallas. Cavaba, buscaba restos de combates, especialmente en los que había participado Berón de Astrada, cuya historia personal me fascinaba (decían que le habían sacado la piel de la espalda para hacerle una manea a
Rosas).Hasta llegué a descubrir un pequeño cementerio donde estaban enterrados varios veteranos de la guerra del Paraguay.Ahora bien, si tengo que hablar de mí como estudiante, debo reconocer que, desde elpunto de vista clásico, era un mal universitario, ya que sólo me presentaba a examencuando tenía la seguridad interna de que me iba a ir bien.Por eso me recibí tres años después del tiempo normal, de la carrera. La búsqueda deseguridad.:. Pero ya había iniciado la práctica psiquiátrica.Debo también reconocer que tuve varios problemas con los profesores en relación a los métodos de enseñanza. Y es que el material que manejábamos estaba totalmente alejadode mis propósitos, que eran los de curar. Toda la enseñanza era sobre cadáveres. Es decir, había allí una contradicción fundamental, un elegir -tal vez inconsciente- la muerte.Nos preparaban para los muertos; no para los vivos. Y esa contradicción -una enseñanzasobre muertos para enfrentar los problemas de la vida- no desaparece después en toda laactividad médica. Es una verdadera pena que esa situación siga hoy vigente, al menos engran medida.Y esto también tiene una historia. Recuerdo que a Freud, en la época en que estudiaba medicina en Viena, le estaba prohibida la disección debido a su religión. Una forma de los prejuicios de la sociedad -y de las autoridades- de entonces en contra de los judíos. Y las cosas se dieron de tal manera que en plena carrera empezó a interesarse por anatomía patológica del cerebro y, muy precozmente, hizo descubrimientos en ese campo. Ello, enmi criterio, está relacionado con su rebeldía contra esas imposiciones racistas que sufrió.

-¿Cómo era, en su época de estudiante, la enseñanza de la psiquiatría en nuestro país.

Muy deficiente. De todas formas, yo ya había iniciado, años antes de entrar a la facultad,mis estudios de psiquiatría. Por supuesto que como autodidacta. Y cuando llega la épocaen que la psiquiatría penetra "oficialmente" en mi mundo de trabajo, tenía una formación bastante sólida. Esto hizo posible que, dando precisamente exámenes de psiquiatría,aprobara ocho materias de otros campos. Por ejemplo, tomaba el aspecto psicológico de un asma o de una hipertensión, y lo analizaba. Y ello, más allá de la anécdota que representaba la aprobación del examen,era de utilidad, en tanto contribuía a encarar el abordaje del paciente desde dos puntos de vista: el físico y el psíquico.Ahí se rompería, ya definitivamente, esa desarticulación o desunión entre mente ycuerpo. Es decir, comprendí que todo lo que se expresa como enfermedad a través decomplicados mecanismos inconscientes es el equivalente de una estructura patológicaperteneciente a otro campo.

-Antes ha dicho que fue a buscar en la psiquiatría el medio que le permitiera entender el misterio de la tristeza. O sea que, de acuerdo con su teoría, pretendía conocer el nacimiento de la locura.
-Iba a buscar "la piedra de los
locos".-¿Y encontró la misma flor que El Bosco...?

-Podría decir que sí, en tanto saber de la locura es contribuir a desechar los prejuicios que hay sobre la locura y que son tan dañinos como la propia enfermedad. Y ése es elverdadero sentido de esa pintura de Bosco "Extracción de la piedra de la locura," donde enseña que lo extraído de la cabeza del alienado no es una piedra sino una flor.Mis estudios y mi experiencia de trabajo me permitirían saber, realmente, que loslocos no eran una mala piedra, sino seres muy sufrientes, marginados por la sociedad,a los que siempre es posible y necesario ayudar a curarse.
¿Y, acaso, hay un desafío más hermoso que esa tarea?

-¿Dónde se inicia en la práctica psiquiátrica?

-En un asilo de oligofrénicos, cercano a Luján. El Asilo de Torres. Y una de mis primeras tareas fue organizar con ellos un equipo de fútbol.Torres era una pequeña población donde no había médicos. Así que tuve que asumir ese rol y por ello fui haciendo una práctica de medicina total, completa. Pero sin descuidar el equipo de fútbol, una tarea prioritaria. Y lo real es que ganábamos siempre.

-¿Había algún motivo determinante? -

Nuestra estrategia. Que era la siguiente: seguir siempre, tocas juntos, la pelota; menosyo, que me quedaba cerca del arco contrario para meter el gol. Las cosas iban magníficamente bien hasta que un día un jugador del equipo contrario tuvo una crisis de declaustrofobia, debido a que mis pacientes lo encerraron férreamente, entre todos, variasveces, sin darle respiro. Y allí terminó el partido y el fútbol, al menos por un tiempo...

-¿Cuáles fueron sus otras experiencias de trabajo en ese lugar?

-Investigué el problema sexual en los débiles mentales y armas clásicas de esa enfermedad, obteniendo resultados en ese momento sorprendentes. Logro establecer queel sesenta por ciento de los internados -había un total de tres mil quinientos - tenían un retardo especial que no estaba relacionado con lesiones orgánicas, sino que eran producto de retardos afectivos.

A esos retardos los denominé oligotimias, en contraposición a las oligofrenias originadas en alteraciones nerviosas.Este descubrimiento me hizo ver la importancia que tenía el estudio de los oligofrénicos que buscara todos los signos diferenciales y especficara bien las oligotimias, en tanto derivadas de trastornos de los vínculos afectivos; los oligotímicos eran susceptibles de ser educados (no `reeducados", ya que en realidad no habían sido educados) buscando para ello una terapia pertinente.. Es decir, se trataba de enfrentar problemas de aprendizaje y comunicación.También comprobé que las formas que suelen tomar las oligotimias son múltiples, perohay un aspecto diferencial muy importante: se trata de niños "bonitos", bien formados, enquienes no funciona correctamente la "máquina" psíquica. En cambio, los otros tienenestigmas físicos que son reconocibles a primera vista.

-¿Cuál es el problema específico de quienes padecen estos trastornos de origenafectivo?

-No hay un problema específico. Más bien existe un obsstáculopara el proceso de aprendizaje que siempre es en espiral, que se realiza en forma de espiral.

-Qué experiencias extrae de su primer contacto directo con enfermos mentales?

-Descubro que, simplemente, se los asila, se los esconde, pero que no hay ningún tratamiento metódico. O sea, conozco una situación totalmente negativa, y se me presenta la necesidad imperiosa de crear, porque no hay nada.Así, por ejemplo, procuro por medio de la recreación una resocialización. De allí surge toda la cuestión del deporte y el equipo de fútbol como una terapia grupal dinámica.

-En esa época, ¿qué más lo apasiona, aparte del fútbol y de, su trabajo en el asilo?
-Escribir -ya en forma más orgánica- críticas de arte, que publico en la revista
Nervio.

Pero ésta y cualquier otra actividad eran entonces secundarias para mí. Lo que me atraía con mayor fuerza era preparar la estrategia del equipo de fútbol del asilo.

-¿Qué ideas políticas tenía?

-Socialistas. Soy uno de los fundadores del Partido Socialista, en Goya. Y fui candidato adiputado por este partido; sacamos ocho votos. También aquí lo singular; lo fundamos enel quilombo donde trabajaba Cano¡. La madameera la caudilla del
Partido Conservador,pero nos dejaba. Decía: "Son cosas de muchachos..."Lo más increíble con esta mujer sucede cuando me vengo para Buenos Aires. Mimadre había ido a despedirme al dique y, de pronto, aparece la
madame,toda vestidade rojo,y se pone a saludarme muy efusivamente... Mi madre no podía entender lo quepasaba... Es evidente que en mi vida estuve siempre vinculado a los quilombos. Eran una constante, siempre me ocurrían sucesos ligados a los mismos....Y ahora recuerdo que a las muchachas del prostíbulo de Rosario, además de modales les tenía que enseñar 10 palabras francesas, por supuesto las más necesarias para su trabajo.
Era un prostíbulo lujosísimo; la regente se llamaba Madame Safo.

-Cuando se radica en Buenos Aires,atierre alguna militancia política en el socialismo?

-No, prácticamente mi militancia se canaliza en el comité de ayuda a los republicanos.

-¿A quiénes considera sus maestros? Esto en el sentido más antiguo del concepto; osea, «aquel que nos pone en un justo camino.

En mi adolescencia, especialmente a mis padres y al rector del Colegio Nacional deGoya, a quien recuerdo mucho, Fue mi iniciador literario, él abrió ante mis ojos to do elmundo de la literatura. Y ya en Buenos Aires, Roberto Arlt, también Nalé Roxlo; eranmayores que yo, y no sólo fueron mis amigos, sino mis maestros. Especialmente RobertoArlt; él era el prototipo del maestro.

-¿Por q ué? -

Porque cuando estábamos juntos, todos sus actos, lo que decía, parecía que estabadestinado, muy naturalmente, a enseñarme. Salía conmigo con mucha frecuencia, yhablábamos de literatura, fundamentalmente de literatura rusa; yme contaba susproyectos, sus aventuras… y me enseñó de la vida, de la vida en serio.

-¿C ómo definiría la obra literaria de este creador?

-Como el trascendente fruto de un ser muy lúcido, muy claro, y para nada alienado. Yome pasaba a veces noches enteras viéndolo escribir; era para mi un placer ver salir algocompuesto dentro de un conjunto armónico.Creo también que el teatro era su más grande vocación, y él estaba dotado para ello.Tenía una extraordinaria capacidad para "mover las piezas"; trasmitía a los otros lasensación de estar frente a un líder. Un verdadero líder en cualquier nivel.En cuanto a sus novelas, pienso que
Los siete locos es su obra fundamental. La locura está ahí, y si Arlt tuvo en sí la locura, transitoriamente, consiguió, como verdadero artista que era, sacarla de sí y colocarla en los personajes de la novela, en la obra en su conjunto.


Este texto está extraído de "Conversaciones con Enrique Pichón Riviere" de Vicente Zito Lema

1 comentario:

mawnisa dijo...

Muchas Gracias.A los que publicaron y a esos dos extraordinarios maestros, aunque ya no estén en esta tierra,nos siguen enseñando y brindándonos saberes.Que hermoso reportaje..
leyendolo, me lis imaginaba a los dos incluso sus voces.
Abrazo y Gracias otra vez