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miércoles, 13 de junio de 2012

Elaboración de los objetos mentales en el pensamiento del sentido común. ALFRED SCHÜTZ

Autoras/es: Alfred Schutz (*)
(Fecha original del artículo: 1974)

1- EL CONOCIMIENTO "DE SENTIDO COMÚN" QUE EL INDIVIDUO TIENE DEL MUNDO ES UN SISTEMA DE CONSTRUCCIONES (CONSTRUCTS) DE SU TIPICIDAD: el hombre adulto plenamente despierto contempla el mundo intersubjetivo de la vida cotidiana, y sobre el cual actúa como un hombre entre sus semejantes. Este mundo existía antes de nuestro nacimiento, experimentado e interpretado por otros (nuestros predecesores) como un mundo organizado. Ahora se da a nuestra experiencia e interpretación. Toda interpretación de este mundo se basa en un cúmulo de experiencias previas acerca de él, que bajo la forma de conocimiento disponible, funcionan como un esquema de referencia.
A este cúmulo de conocimiento disponible pertenece nuestro conocimiento de que el mundo en el que vivimos es un mundo de objetos más o menos bien circunscriptos, con cualidades más o menos definidas, objetos entre los cuales nos movemos, que nos ofrecen resistencia y sobre los cuales podemos actuar. Con todo, ninguno de esos de esos objetos es percibido como aislado. Se trta de un objeto dentro de un horizonte de familiaridad y pre-relación que, como tal, simplemente se da por sentado hasta nuevo aviso como el cúmulo no cuestionado, aunque siempre cuestionable de conocimiento disponible. Las preexistencias no cuestionadas están disponibles, también desde el comienzo como típicas, es decir, como portadoras de horizontes abiertos de experiencias similares anticipadas.
Lo que se experimenta en la percepción real de un objeto se transfiere perceptivamente a cualquier otro objeto similar, percibido meramente en cuanto a su tipo. La experiencia real confirmará o no mi anticipación de la conformidad típica con otros objetos. El contenido del tipo anticipado resultará ampliado; al mismo tiempo, el tipo se dividirá en subtipos; por otro lado, el objeto real concreto demostrará poseer sus características individuales que, no obstante, tienen una forma de tipicidad.
Esto parece ser de especial importancia, puedo tomar el objeto apercibido típicamente como un ejemplar del tipo general y dejarme guiar hacia este concepto del tipo, pero no necesito de modo alguno pensar en el perro concreto como un ejemplar del concepto general "perro".
En la actitud natural de la vida diaria nos interesan solo ciertos objetos que se destacan sobre el campo no cuestionado de otros objetos preexperimentados y la actividad selectiva de nuestra mente determina qué características particulares de ese objeto son individuales y cuales son típicas.
Considerando sin ninguna problematización tal como se me aparece, no es solo p, sino también q y r y muchas otras cosas. La proposición completa sería "S, entre muchas cosas, tales como q y , es también p". si afirmo con respecto a un elemento del mundo que se da por sentado: "S es p", lo hago porque en las circunstancias presentes lo que me interesa es el ser p de S, y dejo de lado, como no pertinente, el hecho de que sea también q y r.
el hombre se encuentra en todo momento de su vida cotidiana, en una situación biográficamente determinada esto es, en un ambiente físico y sociocultural. Dentro del cual tiene su posición, t no sólo su posición en términos de espacio físico y tiempo exterior, o de su status y rol dentro del sistema social, sino también su posición moral es ideológica. Está biográficamente determinada, lo que significa que la misma tiene su historia: es la sedimentación de todas las experiencias previas del hombre, organizadas en las posesiones habituales de su provisión de conocimiento disponible y, como tal, su posesión única, dad a él y solamente a él. Incluye ciertas posibilidades de actividades futuras, prácticas o teóricas, que denominaremos propósito inmediato. Es el que define aquellos elementos que, entre todos los otros presentes en esa situación, son pertinentes para tal propósito. Este sistema de pertenencias determina a su vez qué elementos han de ser seleccionados como característicamente típicos y cuales únicos e inolvidables.

2- EL CARÁCTER INTERSUBJETIVO
DEL CONOCIMIENTO DE SENTIDO COMÚNY SUS CONSECUENCIAS: Es intersubjetivo porque vivimos en el como hombres entre otros hombres, ligados a éstos a través de la influencia y el trabajo comunes, correspondiendo a los demás y siendo correspondidos por ellos. Es un mundo de cultura porque, desde el comienzo, el mundo de la vida cotidiana es para nosotros un universo de significación, esto es, una textura de significado que tenemos que interpretar a fin de ubicarnos en él y de llegar a un acuerdo con él. Esta estructura de significado (y esto distingue el domino de la cultura del de la naturaleza) ha sido originado e instituido por acciones humanas, las nuestras y las de nuestros semejantes, contemporáneos y predecesores.
Siempre somos conscientes de la historicidad de la cultura que encontramos en tradiciones y costumbres, la cual puede ser examinada en su referencia a las actividades humanas cuyo sedimento constituye. No puedo comprender un objeto cultural sin referirlo a la actividad humana de la que proviene. Este es el origen llamado postulado e la interpretación subjetiva de la ciencias sociales.
Si tenemos en cuenta que este mundo no es mi mundo privado, sino un mundo intersubjetivo, tenemos que considerar tres aspectos del problema de socialización del conocimiento a saber:

a) La reciprocidad de perspectivas: en la actitud natural del pensamiento de sentido común en la vida cotidiana, doy por sentado que existen semejantes inteligentes. Es mismo objeto debe significar algo diferente para mí y para cualquiera de mis semejantes. Ello se debe a que:
I) Yo estando aquí, estoy a otra distancia y experimento como típicos otros aspectos de lo objetos que él que, que está allí. Por la misma razón, ciertos objetos están fuera de mi alcance (de mi vista, mi oído, esfera manipuladora, etc.) pero dentro del suyo y, viceversa.
II) Mi situación biográficamente determinada y la de mi semejante, y con ello mi propósito inmediato y el suyo, mi sistema de pertinencias originado en tales propósitos y el suyo, deben necesariamente diferir, por lo menos hasta cierto punto.

El pensamiento de sentido común supera las diferencias entre perspectivas individuales que resultan de esos factores, mediante dos idealizaciones básicas:
I) La idealización de la intercambiabilidad de puntos de vista: yo doy por sentado (y supongo que mi semejante también lo hace) que si cambiara de lugar con él vería en la misma tipicidad en que el lo hace; además estarían a mi alcance las mismas cosas que están a su alcance; y viceversa.
II) la idealización de la congruencia del sistema de pertinencia: mientras no surjan pruebas en contra, doy por sentado (y supongo que mi semejante también lo hace) que las diferencias de perspectiva resultantes de nuestras situaciones biográficas únicas carecen de importancia par el propósito inmediato de ambos, y que él y yo, nosotros, supones que ambos hemos seleccionado e interpretado los objetos real o potencialmente comunes y sus rasgos de una manera idéntica o, por lo menos de una manera empíricamente diferente, esto es, suficiente para todos los fines prácticos.
En conjunto se constituyen la tesis general de perspectivas recíprocas.
La tesis general de perspectivas recíprocas conduce a la aprehensión de objetos y de sus aspectos, conocidos realmente por mí y potencialmente por usted, como conocimiento de todos.
Los términos objetos y aspecto de objetos deben interpretarse en el sentido más amplio posible, como objetos de conocimiento dados por sentados. Si as{i lo hacemos, descubriremos la importancia que tienen las construcciones de los objetos mentales intersubjetivos originados en la socialización estructural del conocimiento que hemos descripto, para muchos problemas que científicos sociales eminentes han investigado pero no analizado. de manera acabada.

b) El origen social del conocimiento: solo una parte muy pequeña de mi conocimiento del mundo se origina en mi experiencia personal. La mayor parte es derivada socialmente, me ha sido trasmitida a través de mis amigos, mis padres, mis maestros y los maestros de mis maestros. No solo se me enseña a definir el ambiente, sino también a formar construcciones típicas en concordancia con el sistema de pertinencias dentro del grupo, aceptado desde el punto de vista unificado y anónimo del endogrupo. El medio tipificador par excellence a través del cual se transmite el conocimiento socialmente derivado, es el vocabulario y la sintaxis del lenguaje diario.
El lenguaje de la vida diaria es fundamentalmente un lenguaje de cosas y acontecimientos nombrados, y todo nombre incluye una tificación y una generalización referente al sistema de pertinencias que prevalece en ele endogrupo lingüístico, para el que la cosa nombrada resultó lo bastante significativa como para asignarle un término no distintivo, el idioma pre-científico puede interpretarse como un tesoro de tipos y características improvisados y pre-constituidos, todos ellos socialmente derivados y portadores de un horizonte abierto de contenido inexplorado.

c) La distribución social del conocimiento: la tesis general de las perspectivas recíprocas supera la dificultad de mi conocimiento real no sea más que el conocimiento potencial de mis semejante y viceversa. Pero la provisión de conocimiento real disponible difiere de un individuo a otro, y el pensamiento de sentido común toma este hecho en consideración. No solo hay una diferencia entre lo que un individuo sabe y lo que su vecino sabe, sino también la forma en que ambos conocen los mismos hechos.
La provisión de conocimiento disponible de cualquier individuo está en todo momento de su vida estructurada en zonas de diversos grados de claridad, nitidez y precisión. Esta estructuración tiene su origen en el sistema de pertinencias prevalecientes y está, pues, biográficamente determinada. El conocimiento de estas diferencias individuales es él mismo un elemento de la experiencia de sentido común: sé a quién y bajo qué circunstancias típicas debo consultar en como un médico o abogado competente.

3- LA ESTRUCTURA
DEL MUNDO SOCIAL Y SU TIPIFICACIÓN POR CONSTRUCCIONES DE SENTIDO COMÚN: Solo con referencia a mí, una cierta clase de mis relaciones con los demás alcanza el significado específico que designo con la palabra nosotros; solo con referencia a nosotros cuyo centro soy yo, otros se destacan como vosotros, y con referencia a éste, que se refiere nuevamente a mí, se destaca un tercer grupo como ellos. En la dimensión temporal existen, con referencia a mí en mi momento biográfico real, contemporáneos con quienes es posible establecer un juego mutuo de acción y reacción; predecesores sobre los cuales no puedo actuar, pero cuyas acciones pasadas y sus resultados están abiertos a mi interpretación y pueden influir sobre mis propias acciones; y sucesores de los cuales me es imposible tener experiencia alguna, pero hacia los que puedo orientar mis acciones en una anticipación más o menos vacía. Todas estas relaciones exhiben las más diversas formas de intimidad y anonimato, familiaridad y desconocimiento, intensidad y extensión.
Tomaremos a los contemporáneos como consociados. Los consociados están mutuamente envueltos en sus respectivas biografías, crecen juntos; viven, como podríamos de decir, en una pura relación de nosotros.
En tal relación, por fugitiva y superficial que sea, el otro es aprehendido como una individualidad singular, en su situación biográfica singular.
Se torna evidente que un aumento del anonimato implica una disminución de la plenitud del contenido. Cuanto más anónima es la construcción tipificadora, tanto más alejada está de la singularidad del semejante individual en cuestión, y menor es el número de aspectos de su personalidad y de su pauta de comportamiento entran en la tipificación como pertinentes al propósito inmediato, en consideración del cual se ha construido el tipo. Si distinguimos entre tipos personales (subjetivos) y tipos de cursos de acción (objetivos); podemos decir que la anonimización creciente de la construcción conduce al reemplazo de los primeros por los segundos. En la anonimización completa, se supone que los individuos son intercambiables y el tipo de curso de acción se refiere al comportamiento de cualquiera que actúe en la forma más definida como típica por la construcción.

Resumiendo, podemos decir que, excepto en la pura relación de nosotros, de los consociados, jamás podemos aprehender la singularidad individual de nuestro semejante en su situación biográfica singular. En las construcciones del pensamiento de sentido común el otro aparece, en el mejor de los casos, como un yo parcial, aun en pura relación de nosotros entra con solo una parte de su personalidad. Esta intuición parece ser importante en varios sentidos. Entre otras cosas es decisivo para esclarecer conceptos tales como funciones sociales, rol social y acción racional.
Al definir el rol del otro, asumo yo también un rol. Al tipificar la conducta de otro, tipifico la mía propia, que está interrelacionada con la de él, y me transformo en un pasajero, un consumidor, un votante, un lector, un observador, etcétera. Es esta autotipificación la que está en el fondo de la distinción de Willams James y de Jorge H. Mead, entre Yo (I) y Mi (Me) en relación con el yo social (social self). Las construcciones de sentido común utilizadas para la tipificación del otro y de mí mismo son en grado considerable derivados sociales y están aprobadas socialmente. En el endogrupo, se da por sentada la mayor parte de los tipos personales y de los tipos de cursos de acción, hasta que aparezcan pruebas de lo contrario, como un conjunto de reglas y recetas que han resistido la prueba hasta ahora, y se espera que la resistan también en el futuro. Más aún, la pauta de construcciones típicas frecuentemente es institucionalizada como una norma de conducta, garantizada por las costumbres tradicionales y habituales, y que a veces por medios específicos del llamado control social, tal como el orden legal.


4- TIPOS DE CURSOS DE ACCIÓN Y TIPOS PERSONALES: La pauta de acción y de interacción social que subyace a la construcción de tipos de cursos de acción y de tipos personales en el pensamiento de sentido común.
a) Acción, proyecto, motivo: acción designará la conducta humana ideada anticipadamente por el actor, la conducta basada en un proyecto preconcebido. El acto designará el resultado de este proceso en marcha, es decir, la acción realizada. La acción no puede ser no-manifiesta o manifiesta, engranada en el mundo exterior; puede tener lugar por comisión u omisión, considerando que la abstención intencional de la acción es una acción en sí misma. Todo proyecto consiste en la anticipación de la conducta futura mediante el fantaseo, no obstante lo cual el punto de partida de todo proyecto no es el proceso de la acción; sino el acto fantaseado como habiendo sido realizado. Debo colocarme en mi fantasía en un momento de futuro en que esta acción ya habrá sido realizada. Solo entonces puedo reconstruir en la fantasía cada uno de los pasos que habrá producido ese acto futuro. En la terminología propuesta, no es la acción futura, sino el acto futuro, lo que se anticipa al proyecto; y se lo anticipa en el Futuro Perfecto, modo futuri exacti.
I) todos lo proyectos de mis actos futuros se basan en mi conocimiento disponible en el momento de proyectar. A este conocimiento pertenece mi experiencia de actos realizados anteriormente que son típicamente similares al que proyecto. Husserl denomina la idealización de puedo hacerlo otra vez, al saber, la suposición de que puedo, en circunstancias típicamente similares, actuar de una manera típicamente similar a otra anterior, a fin de producir un estado de cosas típicamente similar. Mi conocimiento disponible en el momento de proyectar debe ser distinto de mi conocimiento disponible luego de haber realizado el acto proyectado, y al menos las experiencias que tuve mientras llevé a cabo mi proyecto han modificado mis circunstancias biográficas y enriquecido mi caudal de experiencia. De esta manera, la acción repetida será algo más que una mera re-ejecución. La primera acción A' comenzó dentro de un conjunto de circunstancias C' y se espera que produzca el estado de cosas S'. necesariamente, C' diferirá de C' porque la experiencia de que A' logró producir S' pertenece al caudal de conocimiento que forma parte de C', mientras que antes, cuando era un elemento de C', mí caudal de conocimiento solo tenía la anticipación vacía de que ello ocurriría. De manera similar, S' diferirá de S' tanto A' difiera de A'. esto es así porque todos los términos (C', C', A', A', S', S') son como tales acontecimientos únicos e irrecuperables. Precisamente aquellos rasgos que los hacen únicos es irrecuperables en sentido estricto resultan, para mi pensamiento de sentido común, eliminados como carente de importancia para mi propósito inmediato. Cuando hago la idealización del puedo hacerlo otra vez, solo me intereso en la tipicidad de A, C y S, todos ellos son las comillas que los singularizan. La construcción consiste, en sentido figurado, en la eliminación de las comillas como no pertinentes, y esto es, dicho sea de paso, característico de todas las clases de tipificación.
II) La particular perspectiva temporal del proyecto arroja alguna luz sobre la relación entre proyecto y motivo. En el lenguaje corriente el término motivo incluye dos grupos distintos de conceptos que debemos distinguir:
1- Motivo significa el estado de las cosas, el fin para cuyo se emprendió la acción. Llamaremos a este tipo estado de las cosas que será determinado por la acción futura, fantaseado en su proyecto, es el motivo-para para realizar la canción.
2- Denominaremos motivos-porque (verdaderos) se refieren a los que, desde el punto de vista del actor, a las experiencias pasadas que lo determinaron a actuar como lo hizo.
Solo cabe señalar que el actor que vive su proceso de obrar solo tiene a la mista el motivo-para de su acción en marcha, esto es, el proyectado estado de las cosas a lograr. Es solo volviéndose sobre su acto realizado, o sobre las fases iniciales pasadas de su acción aún en marcha, o sobre el proyecto una vez establecido que anticipa el acto modo futuri exacti, cómo el actor puede captar retrospectivamente el motivo-porque que lo determino a hacer lo que hizo o lo que proyectó hacer. Pero entonces el actor ya no actúa, es un observador de si mismo.

b) Interacción social: toda forma de interacción social se funda en las construcciones relativas a la comprensión del otro y la pauta de acción en general descriptas precedentemente. El motivo-para de mi acción es obtener una información adecuada que, en esta situación particular, presupone que la comprensión de mi motivo-para se convertirá en el motivo-porque del otro que lo llevará a acción para proporcionarme esa información (siempre y cuando el otro quiera y pueda hacerlo) lo cual lo doy por sentado. Anticipo que el comprende mi idioma, que sabe donde está la tinta, que me lo dirá, etc. En términos más generales, anticipo que será movido por los mismos tipos de motivo por los cuales en el pasado (de acuerdo con mi conocimiento disponible) yo mismo y muchos otros fuimos movidos en circunstancias típicamente similares. Llamaremos a esta idealización la de la reciprocidad de motivos. Es obvio que esta idealización depende de la tesis general de la reciprocidad de perspectiva.
Todas las subacciones no son más que fases de la acción total y todos los pasos intermedios a ser materializados por ellas no son sino medios para alcanzar mi meta final como la define mi proyecto, original. Esto se torna sumamente claro si consideramos que en esta cadena de acciones parciales interrelacionadas, destinadas a materializar estados de cosas que son meros medios para alcanzar el fin proyectado, es posible sustituir y hasta eliminar ciertos eslabones sin cambio alguno en el proyecto original.
Resulta claro ahora que el significado de una acción es necesariamente distinto: a) para el actor; b) para el otro involucrado con aquél en un interacción y que, de esa manera, tiene en común con él un conjunto de pertinencias y propósitos; y c) para el observador que no interviene en esa relación. Este hecho lleva a dos importantes consecuencias: primero, que en el pensamiento de sentido común tenemos la mera probabilidad de comprender la acción del otro de manera suficiente para nuestro propósito inmediato; segundo, que para aumentar esa probabilidad debemos buscar el significado que la acción tiene para el actor. El postulado de la interpretación subjetiva del significado, es un principio de construcción de tipos de cursos de acción en la experiencia de sentido común.
La interpretación subjetiva del significado solo es posible si se revelan los motivos que determinan un curso de acción dado. En la relación de nosotros entre consociados, el curso de acción del otro, sus motivos (en la medida en que se tornan manifiestos) y su persona (en la medida que está involucrada en la acción manifiesta) pueden compartirse de manera inmediata, y los tipos construidos que acabamos de describir, exhibirán un grado muy bajo de anonimato y uno muy elevado de plenitud. Al construir tipos de cursos de acción de contemporáneos que no son consociados, atribuimos al actor más o menos anónimo un conjunto de motivos supuestamente invariables que rigen sus acciones. Este conjunto es él mismo una construcción de expectativas típicas del comportamiento del otro, y ha sido investigado frecuentemente en términos de rol o función social o comportamiento institucional. En el pensamiento de sentido común, tal construcción posee una significación particular para proyectar acciones que están orientadas según el comportamiento de mis contemporáneos (no de mis consonados). Sus funciones pueden describirse como sigue:
1) Doy por sentado que mi acción moverá a semejantes anónimos a realizar acciones típicas de acuerdo con motivos-para típicos, con el resultado que se producirá el estado de cosas proyectado.
2) También doy por sentado que mi construcción del tipo de curso de acción del otro corresponde sustancialmente a su propia auro-tipificación, y que ésta incluye una construcción tipificada de mi modo típico de comportamiento, el modo típico de comportarse de su semejante anónimo, basada en motivos típicos y supuestamente fijos.
3) Más aún, en mi propia auto-tipificación, tengo que proyectar mi acción de la manera típica en que supongo que el empleado de correos típico espera que se comporte como un cliente típico. Tan construcción de pautas de conducta mutuamente entrelazadas se revela como una construcción de motivos-para y motivos-porque mutuamente entrelazados que se suponen invariantes. Cuando más institucionalizada o estandarizada es esa pauta de conducta, es deicr, cuanto más tipificada está de un modo socialmente aprobado por leyes, reglas, reglamentos, costumbres, hábitos, etc., mayor es la probabilidad de que mi propio comportamiento aunto-tipificador produzca el estado de cosas al que apunto.

c) El observador: El caso especial del observador que no participa en la pauta de interacción. Sus movimientos no están entrelazados con los de la persona o las personas observadas; está sintonizado con ellos, pero no éstos con él. El observador no participa en el complicado sistema de espejos mediante el cual los motivos-para del actor se tornan comprensibles para el otro como sus propios motivos-porque y viceversa. Este hecho constituye el llamado desinterés o desprendimiento del observador. Su sistema de pertinencias difiere del de las partes interesadas, y ello le permite ver, al mismo tiempo, más y menos de lo que aquellos ven. Solo los fragmentos manifiestos de las acciones de ambas partes son accesibles a su observación. A fin de comprenderlos, el observador debe servirse de su conocimiento de pautas de interacción típicamente similares en marcos situacionales típicamente similares, y tiene que construir los motivos de los actores a partir del sector del curso de acción que es patente a su observación. Las construcciones del observador son distintas de las que emplean los participantes de la interacción. El propósito del observador es distinto del de los interactores, y con ello los sistemas de pertinencias vinculados a tales propósitos son también distintos. Existe solo una probabilidad, aunque suficiente para muchos propósitos prácticos, de que el observador en la vida diaria pueda captar el significado subjetivo de los actos de los actores. Esta probabilidad aumenta con el grado de anonimato y estandarización del comportamiento observado.


(*) Extraído de: Fuente: Schutz, Alfred (1974) "Elaboración de los objetos mentales en el pensamiento de sentido común", en Horowitz, I. L. (1974) Historia y elementos de la sociología del conocimiento, Vol. I, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires, Capítulo IX, pp.98-115.

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